jueves, 31 de diciembre de 2020

AÑO NUEVO A DOS BANDAS

Boruto agarró el portátil, lo abrió sobre el escritorio de su habitación y lo encendió. Mientras lo dejaba en marcha, colocó las sábanas de la cama tan bien como pudo y luego fue al baño. Al volver, abrió la aplicación y se unió a la reunión. Pensaba que llegaba tarde, pero fue el primero en entrar. Con la cámara y el micrófono encendidos esperó a los demás mientras jugaba a la consola con los pies sobre la mesa.

-¡Boruto! -gritó Sarada desde la pantalla.

-¡Aaahh! -se cayó al suelo del susto-. ¿¡Por qué has hecho esto?! Ya he perdido la partida…

- He visto una buena oportunidad -se rio -. ¡Chouchou, venga!

- ¿Chouchou? -preguntó Boruto dejando la consola a un lado-. ¿Dónde estás?

- En casa de Chouchou. Mi madre no deja de trabajar… y hoy no es menos.

- ¡Qué buena es Sakura! Está salvando miles de vidas.

Mitsuki se unió.

- ¡Hola, Mitsuki! -saludaron los dos al recién llegado.

- Hola, siento llegar tarde.

- ¡Es verdad! ¿Por qué habéis llegado tarde? Han pasado 5 minutos.

- Yo tenía que hacerme una prueba. Pero no es nada -dijo Mitsuki colocando bien la cámara.

- Y aquí, entre Chouchou y el ordenador que no lo encontrábamos… ¡Aaah!

- ¡Boruto, Mitsuki! -se asomó a la cámara la hija de Choji, apartando de un golpe a Sarada-. ¿A qué me queda bien el vestido? Esta vez he cogido uno de color rojo deslumbrante para entrar al año con buen pie y que se mantenga durante todo el año.

Boruto sonrió porque no sabía qué decir. Y Mitsuki se quedó como estaba, aunque sí dijo algo que no gusto a Chouchou:

- Está bien.

- ¡¿Está bien?! ¿Solo eso? -se giró hacia Sarada y dijo-. Los hombres no entienden.

- Jaja… sí -se levantó Sarada y las dos se sentaron en el sofá, dejando el ordenador sobre la mesa de enfrente.

- ¿Tú dónde estás, Mitsuki?

- En la base secreta.

- Podríamos ir alguna vez para ver todas las máquinas que hay allí -propuso Chouchou.

- No sé si os dejarían entrar.

- ¡Claro que sí! Somos tus amigos -dijo Boruto.

Continuaron hablando y luego se unieron Shikadai, Inojin y Denki. Y finalmente los demás genin. Las ventanas de cada uno en la pantalla se hacían cada vez más pequeñas y Boruto se acercaba cada vez más.

-¡Estamos todos! -alzó Boruto la voz.

-Ya habréis cenado todos, ¿no? -preguntó Iwabee.

-Todos menos Chouchou que ahí sigue – dijo Inojin-. Cuidado no te ensucies el vestido.

-Gracias por preocuparte, pero está a prueba de manchas.

-Este año no hemos ayudado en la decoración de la aldea -se entristeció Namida.

-No te preocupes -dijo Wasabi-. Este año ha sido diferente a todos. Por surte estamos todos bien.

-Menos Boruto que está encerrado en su casa -se burló Shikadai.

-¡Cállate!

Boruto tenía que estar aislado junto a sus padres y su hermana porque Naruto había estado en contacto con un contagiado. Se estaba volviendo cada vez más desesperado. Por suerte, había ingeniado otras formas de entrenar desde casa. Armarios vacíos, ventanas abiertas y peluches y ropa que eran la diana de sus ataques. Himawari le ayudaba con los entramientos.

Sin embargo, nada había logrado impedir que se mantuvieran alegres durante esos días. De hecho, faltaba poco para las doce de la noche, y dentro de poco Boruto bajaría con el ordenador para pasar al nuevo año con su familia y con sus amigos.

¿De hecho, cuánto faltaba?

-¡Faltan 5 minutos! ¿Tenéis todo preparado? -preguntó Metal Lee.

¡Aahh! ¡Noo!

-¿Boruto? -preguntó Hinata desde el piso de abajo.

De repente, Naruto entró en la habitación de Boruto.

-Boruto, te estamos esperando. ¿Con quién...? -se interrumpió el mismo al acercar la cara a pocos centímetros de la cámara del ordenador.

-¡Es el Séptimo!

-¡Papá, no te acerques tanto! -Boruto le cogió del hombro y lo apartó-. Ya te dije que íbamos a estar con mis amigos por videollamada.

Naruto no se acordaba, pero asintió para no quedar en ridículo enfrente de los demás pendientes de la conversación.

Boruto cogió el portátil y siguió a Naruto para bajar las escaleras. Pero, pendiente de escuchar lo que decían sus amigos, Boruto hizo caso omiso al primer escalón y cayó boca abajo sobre Naruto. Los dos rodaron por las escaleras y acabaron en el suelo.

-¡No, no! -Boruto buscó el ordenador y, por suerte, Himawari lo había cogido al vuelo.

-¡Gracias Himawari, me has salvado la vida!

-Dímelo a mí que te has caído encima… -dijo Naruto.

¡Primer cuarto!

-¡Corre, hermanito! Que ya empiezan las campanadas.

Los genin y Shikadai estaban todos pendientes de las próximas campanadas con las cámaras y los micrófonos de las herramientas tecnológicas encendidas.

Boruto, Naruto e Himawari llegaron donde estaba Hinata. Cogieron las uvas y las campanadas empezaron a sonar.

¡Feliz Año Nuevo 2021!

martes, 31 de diciembre de 2019

DESPRESTIGIO


Dicen que las siguientes generaciones son más débiles. Dicen que la voluntad de fuego decae al pasar de generación en generación. Dicen que el presente no es lo mismo que el pasado, que el presente es peor que el pasado. Los ninjas dicen palabras, hablan, susurran y murmuran. Pero también se esfuerzan y luchan, combaten, pierden y ganan batallas. Batallas que no tienen por qué estar relacionadas con armas blancas. ¿Por qué dicen esas cosas? ¿Quién las dice? Personas que aún viven en el pasado y se aferran a él.

Está bien, la Cuarta Guerra Mundial Ninja fue dura. Muy dura. ¿Y por eso hay que denigrar a los nuevos ninjas? ¿Por qué parece que ya no existen guerras? ¿Qué es lo que quieren esas personas que susurran? ¿Guerras? ¿Batallas a muerte? Si no las hay, mucho mejor. No más sangre, no más lágrimas debidas a un ser querido, no más muertes.

-Mirad, ese es el hijo del Séptimo Hokage -susurró un hombre a su grupo de oyentes.

-El hijo del salvador de Konoha y el mundo ninja -continuó una mujer con ingrata voz respecto al chico que observaba.

-Parece que no ha heredado su poder -miró con desquicio alguien sin importancia.

-Ni falta que hace. Desprestigiaría a su padre.

-No solo a su padre. A su familia y a toda la aldea.

-Los niños de hoy en día no tienen ni idea de nada -lo dijo un señorito cobarde que ni protegió a su familia en la anterior guerra.

Boruto los observó y todos ellos desviaron la mirada como si evitaran ser castigados por el Séptimo Hokage a quien tanto alababan.

A Boruto parecía traerle sin cuidado, sin embargo, por dentro le afectaba. Debía sentir cómo personas desconocidas le juzgaban sin conocerlo. Cómo susurraban y esos murmullos recorrían la aldea como entresijos libres por callejones con salida. Todo eran mentiras. Sucias mentiras inventadas por aquellos y aquellas que su único objetivo en la vida era hacer daño. Más del que provocaron, si acaso lucharon, a los enemigos blancos.

Boruto continuó su camino y despejó esas conversaciones cuando una chica le llamó:

-¡Boruto! -Sarada le saludaba con la mano alzada.

-¡Hola Sarada! -dijo Boruto saltando sobre el puente hasta alcanzar la tierra sólida.

-¿Qué estabas haciendo? -preguntó ella levantándose las gafas sin enfado alguno.

-Pues nada, la verdad. Solo paseaba. ¿Y tú?

-Esperaba a Chouchou pero resulta que tiene comida familiar -alzó los hombros unos segundo-. Así que parece que ninguno de los dos tenemos nada que hacer.

-¡Aaajj! -se desesperó Boruto asustando a Sarada-. Yo quería entrenar pero han dicho que hoy es día de descanso.

-Sí -rio la chica de pelo negro y gafas rojas llevándose las manos a la boca-, pero no tienes porque ponerte así. Mañana ya podrás hacer lo que quieras.

-Ya… tendré que esperar. Y a ver cuando nos asignan una misión.

-Konohamaru está fuera de la aldea. Hasta cuando regrese nada.

-¿Y Mitsuki? ¿Sabes dónde está?

-Ahora que lo dices, he escuchado a mi madre hablar con tu padre.

-Sarada, ¿escuchando a escondidas, ehh? -dijo Boruto y salió corriendo en dirección al piso de Mitsuki.

-¡Boruto, espera! -Sarada lo siguió y velozmente se colocó delante de él-. Como digas algo…

-Vale, vale… -se rio Boruto tapando la mano de lado para que Sarada no lo notase-. ¿Qué habías dicho de tu madre y mi padre?

-Sí, que Orochimaru no vendrá a pasar la Nochevieja con él porque tiene algo que hacer. No he escuchado el qué.

-Orochimaru… ¿Y entonces con quién estará Mitsuki? No lo podemos dejar solo. Vamos a verle.

-¡Sí!

La aldea estaba decorada con luces de navidad aún apagadas y árboles más pequeños que los del bosque repartidos por las tiendas. Las guirnaldas abundaban en las barandillas y bordes de las casas. A lo lejos vieron a Sumire, Wasabi y Namida retocando los últimos detalles. Sarada se disponía a verlas pero ellas se alejaron.

-Por cierto, ¿tu padre Sasuke está en la aldea? -preguntó Boruto a Sarada, pero la expresión de ella ya le dio una respuesta.

-No -dijo ella seca pero con tristeza-. De hecho, estoy segura que no porque el Séptimo y mi madre también han hablado de ello. Está fuera, como siempre.

-¡Está salvando el mundo! -dijo Boruto con un brillo en los ojos-. No como mi padre…

-¡¿Pero qué dices?! Tu padre ha salvado el mundo y lo continúa haciendo desde su gran puesto de Hokage. Algún día yo también lo seré -esta vez fue a Sarada a quien los ojos se le iluminaron.

Ya en la entrada al piso de Mitsuki, Boruto llamó a la puerta. Esperaron unos segundos y el chico de pelo blanco abrió.

-Boruto, Sarada. Hola -dijo Mitsuki expresando lo que parecía una sonrisa.

-¡Mitsuki! ¿Estás haciendo algo importante? -le preguntó Boruto emotivo.

-No.

-Pues coge lo que sea y vayamos a comer. ¡Que ahora que lo pienso, me estoy muriendo de hambre!

-¿Ahora que lo piensas? -preguntó Sarada desinteresada.

Mitsuki cogió dinero y salió con sus amigos. Los tres fueron paseando hasta llegar al bar. Boruto pidió una de esas hamburguesas riquísimas, Mitsuki le imitó y Sarada pidió algo más saludable.

-¿Dónde están los demás? -preguntó Mitsuki al ver que Shikadai, Inojin y Chouchou no se encontraban allí.

-El trío con sus padres en una comida familiar -respondió Sarada-. Y las del Equipo 15 parece que están decorando la aldea.

-Iwabee estará por ahí enseñando sus trucos a los más pequeños de la aldea. Denki está con su padre en la Kaminarimon Company. Y Metal Lee supongo que también.

-Es verdad -añadió Sarada-, y no creo que eso del día de descanso les haya prohibido entrenar a Metal y a Rock Lee.

-Deberíamos haber hecho lo mismo. Y aún podemos.

-Me temo que yo no -negó Sarada-. He de ayudar a mi madre a preparar los pasteles.

-¿Sakura trabaja hoy, verdad? -preguntó Mitsuki.

-Sí -respondió ella alicaída.

-¡¿Lo ves?! Tu padre salvando el mundo y tu madre lo mismo. Y mientras, ¿mi padre qué hace? Pasar papeles del lado de no leído a leído. Vaya porquería.

-¡Boruto! -le gritó Sarada sabiendo que estaba en su contra.

-Ya viste lo que es capaz de hacer el Séptimo -dijo Mitsuki-. Recuerda cuando salvó la aldea del ataque tan poderoso de Otsutsuki. Nadie más lo podría haber evitado.

-Hhm -Boruto achinó los ojos cediendo ante las verdades de sus amigos.



Los tres comieron y Boruto y Mitsuki se despidieron de Sarada:

-¡Dale recuerdos a Sakura de mi parte! -le dijo Boruto ya a lo lejos.

-¡Y tu recuerdos a Hinata y a Himawari!

Los dos chicos siguieron andando y se encontraron con Shikadai e Inojin. Se sentaron en uno de los bancos y empezaron a jugar a la consola.

El día corrió como si fuera otro día cualquiera en la aldea, sin misiones asignadas. Excepto porque la gente se veía más animada de lo normal.

Los cuatro se despidieron pero Boruto no dejó que Mitsuki se fuera a su piso solo. Le agarró del brazo y le dijo que podría quedarse en su casa.

Los dos llegaron. La pequeña Himawari los recibió con una amplia sonrisa. También Hinata, que ya tenía la cena preparada. Mientras Mitsuki hacía de hermano mayor, así como Boruto, Naruto llegó a casa. ¿Era un clon? Pensó Boruto. Y así fue, cuando en medio de la cena desapareció.

Ese año no le correspondía a Naruto transmitir las campanadas a través de la televisión. Pero Boruto ya ni se molestaba en qué podía estar haciendo. Lo único que sabía era que el tiempo que pasaba con su familia era escaso. Y le dolía. También a Himawari que quería pasar más tiempo con su querido padre.

Sin embargo, justo antes de comerse las uvas o lo que cada uno considerase adecuado y le gustase, alguien llamó a la puerta.

-Ya voy yo -dijo Hinata.

Pero volvió a sentarse al ver que Boruto ya se encontraba abriendo la puerta. Naruto, con unas ojeras notables se asomó de cuerpo entero. Dio un paso y recibió un golpe limpio en el estómago. Inmediatamente después, Boruto lo abrazó al saber que no era ningún clon.

Al instante, los dos notaron cómo una niña con los ojos llorosos los abrazaba. Pero se despegó y dijo:

-¡Vamos papá, hermanito! ¡Que ya suenan las campanadas!

Naruto se quito los zapatos tan rápido como pudo y los tres volaron hasta el salón. Allí, las doce campanadas sonaron llenas de alegría.

-¡Feliz Año Nuevo 2020! -felicitó Kurotsuchi la entrada al año nuevo.

Todos en sus casas se abrazaron. Sakura y Sarada se dieron un largo abrazo que para la genin ya se alargaba demasiado. Hinata se sonrojó y sonrió a Naruto. Él le devolvió una de sus sonrisas cautivadoras. Luego, Himawari y Boruto se abrazaron junto a su madre y luego la pequeña lo hizo con su padre. Boruto lo miró desafiante pero el Hokage le alborotó el pelo y ya lo consideró un gesto suficiente.

Mitsuki, al lado de ellos cuatro, sonrió al ver una familia feliz. Y no miró hacia sí mismo ni deseo eso para él, pero le alegró mucho ver como Himawari le abrazó con fuerza. Mitsuki le devolvió el abrazo.



Todos los ninjas deberían tener esa alegría durante esos días de navidad. Pero algunos la podían arruinar con sus murmullos y palabras en la oscuridad. Sin embargo, está claro que Boruto hizo caso omiso a esos comentarios. ¿Y qué debía de preocuparle? ¿Lo débil que él era? ¿Lo débiles que eran sus amigos y compañeros de la academia, cuando no era así?

Mtsuki, aquél que se enfrentó a sus amigos para encontrarse a él mismo y con un poder inigualable.

Sarada, poseedora del Sharingan y con gran dominio del Genjutsu y una fuerza poderosa.

Boruto, con la técnica del Rasengan a su medida, poder para cambiar la perspectiva de los demás y aquél que derrotó a Momoshiki Otsutsuki.
Los débiles son los susurros.

sábado, 27 de julio de 2019

CAPÍTULO 8: SASUKE CONTRA EL ZORRO DE CUATRO COLAS


Naruto se había transformado en un zorro violento y descontrolado. No lo había hecho queriendo. Ese poder se había apoderado de él sin piedad. Y eso era lo que Osamu esperaba, lo que deseaba para él.

Naruto se lanzó directo hacia Sasuke. Éste saltó para esquivarlo, sin embargo, el que ya no era Naruto no se detuvo e insistió intentándole asestar golpes con sus afiladas garras.

La espada de Sasuke y las cuchillas de Naruto se complementaban muy bien. No le daban importancia ni a Osamu observando la escena ni a Sakura desmayada. Solo eran ellos dos y nadie más.

En un pequeño descuido de Sasuke al observar a sus espaldas, Naruto le empujó con la mano a alta potencia haciéndole estallar contra el techo provocando un gran agujero en la cueva, la cual se había hecho pequeña. Sasuke aterrizó en la arena pero desapareció, dejando un tronco en su lugar. Había utilizado el Jutsu: Reemplazo de Cuerpo en algún momento perfecto.

Naruto agrandó el agujero de la cueva para pelear fuera. Mucho más cómodo. Aun así, el verdadero Sasuke apareció detrás de él y le hincó la espada, a su pesar, en una de las cuatro colas. Aunque la espada de Sasuke era de las mejores, el bijuu, un pequeño zorro de nueve colas le impedía traspasar su piel. Al intentar sacarla su poseedor, Naruto movió rápidamente la cola casi golpeando a Sasuke con su propia espada.

Sasuke la cogió y corrió hacia Naruto lanzándole varios shuriken giratorios que volaron sobre la roja cabeza de Naruto y luego volvieron clavándose en su cuerpo. El verdadero Sasuke aprovechó el intento del animal de sacudir esos shuriken para saltar sobre él y clavarle de nuevo la espada, esta vez en el centro de pecho. Sin embargo, el bijuu le dio un manotazo disparándole contra la misma cueva.

Naruto alargó una de sus patas para golpearle a Sasuke, pero éste lo esquivó hacia un lado y sus garras volvieron a dar con la cueva, provocando más agujeros. Era cuestión de segundos que se derrumbara entera, incluso las demás que se encontraban cerca. Un solo golpe en el aire de ese Naruto aumentaba la velocidad del viento y con él levantaba la arena.

Naruto y Sasuke continuaron combatiendo y dentro de la cueva seguían Osamu y Sakura. El líder de la organización se fue acercando a ella pero un ataque le detuvo:

-¡Elemento Agua: Formación Muro de Agua! -Kakashi utilizó su técnica para rodear a Sakura de agua y evitar que Osamu pudiese hacer nada.

Osamu observó la entrada de la cueva, a punto de ser obstaculizada. Eran Kakashi y Sai. Osamu sonrió y colocando su mano sobre el muro de agua, las chispas que de ella salieron lo cortaron y el círculo desapareció. También lo hizo parte de la cueva partiéndose en pedazos.

-¡Choju Giga! -Sai utilizó su imitación de imagen super bestias y cinco leones salieron disparados hacia Osamu y Sakura en varias direcciones. Osamu abrió su mano derecha hacia dos de ellos y los dos se diluyeron en tinta como si nada. Uno le vino de lado y le golpeó con el puño izquierdo sin inmutarse, mientras la cueva se desplomaba. Por detrás fue un león sin atacarle. Antes de destruirlo, el quinto se interpuso, también cayendo, pero el otro león pudo volver a la entrada llevándose consigo a Sakura, justo a tiempo, antes de que la cueva dejase de existir y con ella, parecía que también Osamu.

El león continuó y llevó a Sakura detrás de la gran roca en la que anteriormente espió poco tiempo. Allí, se juntó con Temari y Yamato.

Sai saltó sobre las piedras para inspeccionar el lugar. Como pensaban, Osamu logró escapar.

Los dos volvieron junto a los demás, mientras Naruto y Sasuke continuaban luchando, cada vez más cansados.

-¿Por qué se ha descontrolado Naruto? -preguntó Yamato.

Los tres callaron hasta que Kakashi opinó su opción más probable:

-Supongo que ver a Sasuke después de tanto tiempo le ha afectado. Recordad que lo que más quiere es traerlo de vuelta y ante la negación de Sasuke, Naruto ha optado por utilizar el poder de Kurama sin dudarlo. Y el bijuu se ha dejado mostrar cómo era antes.

-¿Aunque el vínculo entre Naruto y Kurama se haya establecido? -preguntó Temari.

-Sí… la amistad es más grande y te puede llegar a descontrolar si no te mantienes firme -Kakashi se acordó de Obito. Y de Rin.

-Tengo que detenerlos… -Sakura se despertó intentado sentarse.

-¿Cómo estás, Sakura?

-Algo mareada, pero bien… Sasuke… -le vio pelear contra el zorro de cuatro colas.

-Sakura tiene razón -dijo Yamato-, hay que detener a Naruto antes de que aumente su número de colas si sigue como ahora.

-Sí. Además, en ese estado se está haciendo daño a él mismo. Yamato, tú tienes el sello. Y necesitas el contacto físico con él. Alguien se encargará de atraparlo aunque sean unos segundos y los demás de cargar con Sasuke. No creo que se detenga.

Los cuatro asintieron pero Kakashi detuvo a Sakura:

-Tú quédate aquí… Necesitas reposar. Y cuando Naruto vuelva a su estado normal necesitará tu ninjutsu médico.

Aunque Sakura quisiera ir con ellos sabía que Kakashi tenía razón. Y otra de las razones era Sasuke.

-¡Katon: Jutsu Gran Bola de Fuego! -Sasuke corría y saltaba evitando los ataques de Kurama mientras lanzaba bolas de fuego.

Kurama las paraba como si fuesen cenizas pero uno de esos ataques fue más potente y perdió de vista a Sasuke por unos segundos. Se encontraba detrás de él a unos cuantos metros. Kurama estiró su pata hacia él pero Sasuke la aprovechó para saltar y correr sobre ella hacia Kurama. Sasuke comenzó a acumular chakra en su mano izquierda y unos relámpagos azules aparecieron chillando eléctricamente.

-¡Chidori! -Sasuke aumentó la potencia de su técnica.

El tiempo de reacción del Kurama oscuro era rápido, pero no lo suficiente. Fue acumulando chakra en la boca para crear una esfera oscura. Antes de tragársela y escupirla, el chidori y la esfera chocaron creando una gran explosión de humo.

El marrón de la arena se mezcló con el gris del humo creando un remolino. Los ninjas que estaban por separarlos se detuvieron colocando sus brazos delante de ellos para impedir que se les nublara la vista. Sasuke y Kurama (o Naruto) desaparecieron por unos momentos pero los vislumbraron al expandirse el tornado.

Los dos estaban separados. Sasuke con una rodilla tocando el suelo y Kurama tumbado en el suelo sin moverse.

-¡Naruto! -gritó Sakura.

La pelirosa salió corriendo como pudo hacia Naruto pero Kakashi la detuvo antes de que le hiciera daño. Naruto, aun transformado en Kurama, se movió y se levantó con el cuerpo damnificado. Sasuke tampoco había salido ileso pero sí estaba en mejor estado que el otro.

-¡Ahora! -dijo Yamato.

-¡Choju Giga! -Sai volvió a usar su técnica pero esta vez con serpientes de tinta.

Ellas se dirigieron hacia Naruto oscuro, así como Yamato. Las serpientes avanzaron más rápido y rodearon las colas y el cuerpo de Naruto para que no hiciera ninguna estupidez.

A la vez, Temari y Kakashi se colocaron delante de Sasuke.

-Parece que has mejorado el Chidori -le dijo Kakashi con su actitud de siempre.

-He superado la tuya -chuleó sin expresar un ápice de sentimiento.

-¿Por qué te has unido a ellos?

-Ya lo deberías saber a estas alturas. Venganza.

Kakashi sabía que había algo más detrás de sus palabras. Como Sasuke sabía, la intención de Tormenta Silenciosa no tenía nada que ver con venganza. Solo poder. Su hermano Itachi estaba en Akatsuki y para detenerlo tendría que actuar solo, como siempre lo ha hecho. Por esa razón, Kakashi creyó que Sasuke pretendía algo más.

-¿Qué habéis hecho con Iwagakure? ¿Por qué no se recibe información sobre la aldea?

-Yo no soy quien dirige.

Sasuke iba a continuar la pelea, pero Yamato contactó con Naruto:

-¡Técnica de Obediencia Estilo Hokage: Santuario del Retorno a la Humanidad!

Al hacerlo, Yamato se apartó y se llevó consigo parte del chakra de Kurama. Justo después, once pilares de maderas con espinas le rodearon para extraerle a Naruto el chakra de Kurama que le estaba dañando.

Poco a poco el color rojo sangre que envolvió a Naruto se fue deshaciendo, dando lugar a su piel quemada y destrozada. Los gritos del bijuu fueren disminuyendo y convirtiéndose en gritos de dolor y ahogamiento.

Cuando se retiró toda la capa de Chakra rojo, Naruto cayó inconsciente al suelo. Sakura corrió hacia él para curarle.

-Naruto se ha dejado controlar… -habló Sasuke-. No me interesa luchar con alguien que no puede valerse por sí mismo porque no entra en razón.

-Sasuke… -Sakura arrodillada ante Naruto le observaba con lágrimas en los ojos.

-Estoy seguro que nos volveremos a ver…

-¡Jutsu: Gran Hoz de Comadreja! -Temari abrió su abanico para crear una potente ráfaga de viento dirigida a Sasuke.

Sin embargo, Sasuke se marchó.

Todos se dirigieron a Naruto, mientras Sakura lo sanaba. Las heridas se fueron desvaneciendo y minutos después despertó dolorido.

-¿Qué ha pasado? -preguntó acomodándose sobre la arena.

Los ninjas se miraron entre ellos sin saber qué decir. La verdad. Casi toda. Le dijeron que luchó contra Sasuke y que quedó inconsciente. Sasuke huyó.

Naruto se recuperó en seguida y Sakura le abrazó ante la sorpresa del rubio.

-Gracias, Sakura.

Justo después, Naruto le correspondió con otro abrazo dejando a Sakura desconcertada. Un abrazo que se podía obviar. Un abrazo que para Sakura estaba durando demasiado. Mucho, aunque solo fuesen segundos.

-¡Naruto! ¿¡Tú de qué vas?!

Sakura apretó su puño derecho y golpeó bien fuerte a Naruto dejándolo sin fuerza.

-Ahh… Sakura…
Los demás rieron y se asustaron. Algo gracioso siempre venía bien en situaciones complicadas. Sin embargo, todos eran conscientes que el primer encuentro no había sido nada con lo que les esperaba. Lo peor estaba por llegar.

domingo, 31 de marzo de 2019

LUCHAR POR TUS SUEÑOS


-¿Alguna vez imaginó que llegaría tan lejos? -le preguntó un ninja a mitad del camino.

La pregunta le dejó absorto. ¿A qué se refería?

-En verdad, usted nunca pudo saber al cien por cien que llegaría a tal posición, ¿verdad, Hokage-sama?

-¿Por qué me preguntas eso, Tatsu?

-Solo quisiera saberlo… si no le importa.

-Claro, claro -dijo Naruto pensando que Tatsu pensó que él se había enojado.

-¿Y bien?

-A sí -seguía siendo algo despistado-. Tienes razón, Tatsu, nunca supe que algún día llegaría a ser Hokage, pero sabía que lo conseguiría.

-… ¿No se está contradiciendo?

-Yo creo que no… -pensó en sus palabras-. ¿Tú puedes saber lo que te va a suceder mañana? ¿Sabes si recibirás un regalo de alguien? ¿O si te tropezarás con esa piedra?

-…No -dijo Tatsu no muy convencido.

-En efecto, no lo sabes, pero, ¿confías en qué mañana no te tropezarás con esa piedra?

-Si no vuelvo por este mismo camino, no lo haré. Podría contestar que sí.

-¿Y estás seguro que no volverás? Por alguna razón, puede que cruces y te puedas caer por esa piedra.

-¿Y cómo lo evito, Hokage-sama?

-Esforzándote -respondió con total seguridad-. Esforzándote mucho, confiando en que lograrás no caerte por culpa de esa piedra.

-¿Y eso que tiene que ver con que usted pensó que llegaría a ser Hokage?

-Mucho. Yo decía que llegaría a ser Hokage. Lo decía una y otra vez porque era mi sueño. Fui comprendiendo que para conseguirlo, el camino no sería fácil. Tendría que trabajar, esforzarme y no tirar la toalla solo por un error en alguna misión. No sabía que lo llegaría a ser. No veo el futuro. Pero mi interior me decía que si lo soñaba con tanta intensidad y trabajaba duro, lo conseguiría y, por tanto, sabría que lograría ser Hokage.

-Y aquí ha llegado.

-Exacto. Y si tú quieres viajar por todo el mundo ninja, lo harás, pero ten en cuenta que no será nada fácil. Ir de un lugar a otro puede costarte la vida. El único obstáculo eres tú mismo.

-Vaya -Tatsu se sorprendió con las palabras del Hokage Naruto a quién tanto quería. Esbozó una gran sonrisa y le brillaron los ojos de la emoción-. ¡Sí, lo conseguiré!

-¡Así se habla Tatsu! ¡Lucha por tus sueños!

Los dos prosiguieron con el viaje, aunque al dar dos pasos, Naruto le advirtió:

-Pero como no dejes de dirigirte a mí como ‘usted’, quien primero te intentará impedir que no viajes, seré yo, ¿de acuerdo?

Tatsu asintió rápidamente y los dos rieron intensamente. Para Naruto, ser Hokage era lo más increíble que le había pasado, pero siempre sería y se comportaría como uno más de entre los ninjas de otro rango.

jueves, 28 de febrero de 2019

SAKURA Y SASUKE: AMOR


La madrugada del último día de febrero fue de las pocas que recordarán íntimamente. Acabó con un amanecer que ninguno de los dos pensaba tener. Sin embargo, allí se encontraban, estirados sobre la fresca hierba a la orilla del río.

Él, de pelo azabache, no sabía cómo actuar. ¿Qué debía hacer? Nunca se había encontrado en una situación como aquella.

Ella, pelirosa, estaba nerviosa, mucho, pero no lo suficiente como para alejarse. Tenía que ser su oportunidad.

Las estrellas iluminaban el cielo, presagio de que al día siguiente, que en verdad ya era ese día, llovería. Podrían tomarse el tiempo bien o mal, pero ese día la alegría nadie les quitaría.

Hablaron. No mucho. Era mejor callar y escuchar la harmonía de la naturaleza. Ellos se integraban en ella.

Se acercaron. Cada vez más. La frescura de la noche les hacía buscar un lugar cálido al que acudir, y no tenían nada más cerca que ellos dos.

¿Quién dio el primer paso? No podrían estar seguros. ¿Acaso importaba? Aún así, los dos sabían que ella había dado a conocer sus sentimientos años atrás.

Después de respirar en silencio, susurrar y acariciarse mutuamente, se envolvieron en un beso. Fue cálido, fresco, amparador y otros adjetivos que lo describirían, pero el mejor, sin duda, es que fue un beso querido. Por parte de los dos. Sonrieron a la otra persona. No podían expresar nada más sincero.

El paisaje los embelesó. Los envolvió como si ellos fueran los únicos presentes en un mundo en el que la Cuarta Guerra Mundial Ninja terminó haría un par de años.

Ella se acostó sobre el pecho de él, despierta con los ojos cerrados. Él la dejó.

Sakura y Sasuke, esos son sus nombres.

jueves, 31 de enero de 2019

CAPÍTULO 7: SENTIMIENTOS ENCONTRADOS


Tres años. Ese es el tiempo que llevaban sin verse y el recibimiento que dio Sasuke no lo esperaban ni Naruto ni Sakura.

- ¿Qué haces aquí, Sasuke? -Sakura se fue acercando poco a poco a él, entre lágrimas.

Sasuke ni se inmutó. Se fijó en Sakura, y Naruto observó cómo su amigo, como lo seguiría llamando, agarró fuertemente el kunái.

-Ha pasado mucho tiempo y lo primero que veo es cómo tú y Naruto estáis peleando -seguía acercándose-. No sé cómo tomármelo. Como en los viejos tiempos… -dejó entrever una pequeña sonrisa.

Sasuke guardó su kunái y sacó su espada con su brillante sonido. Velozmente, con la espada en alto se acercó a Sakura y le susurró:

-Vete.

Sakura se inmovilizó. El susurro de Sasuke recorrió todo su cuerpo poniéndole los pelos de punta. Se tambaleó. No sabía que hacer. Sasuke fue bajando la espada hacia Sakura pero Naruto corrió y le protegió del golpe. Sasuke se retiró y también Naruto junto a Sakura. Justo donde se encontraron los tres, en el centro, había un kunái. No era ni de Naruto ni de Sasuke. Los dos supieron que Sakura tuvo la intención de dañar a su… amigo.

-Naruto -habló Sasuke como si nada hubiese pasado-, necesito que te entregues.

-Has querido matar a Sakura. -dijo en seco mirándole fijamente.

Naruto seguía agarrando a Sakura mientras ella lloraba cabizbaja. ¿Qué quería Sasuke? ¿Por qué tenía que hacer ese gesto, esa intención?

-¿Y pretendes que me entregue? Lo tienes claro. ¡Kage Bunshin no Jutsu! -Naruto y sus cuatro clones se lanzaron hacia Sasuke.

Este peleó con su espada sin siquiera moverse del sitio. Deshizo 3 clones y cuando acabó con el último, el verdadero Naruto salió de arriba dirigiéndose hacia su cabeza. Para ello, Sasuke tuvo que cambiar de posición y esquivó el golpe. Los dos pelearon como si fueran enemigos, uno con la espada y el otro con sus puños.

Sakura miraba la escena sin poder hacer nada, sin saber qué hacer. Se estaba preguntando muchas cosas, como Naruto, pero la sorpresa de ver a Sasuke superaba la razón.

Ante las dudas de Naruto, Sasuke decidió hablar:

-Formo parte de Tormenta Silenciosa -Naruto y Sakura se quedaron boquiabiertos-. Y Naruto -enfatizó el nombre-, para conseguir el objetivo, te necesitamos. Más bien, como ya sabrás, lo que llevas dentro.

-Y a estas alturas tú te habrás enterado que acabaré con todos vosotros, incluido tú… -miró a Sakura un segundo-, si no hay más remedio. Y aprovechando que te has animado a hablar, ¿por qué estás haciendo esto? Habéis matado a ninjas inocentes que no os han hecho nada y tu has formado parte de ello. Eres repugnante.

Al decir la última palabra, Naruto escupió, expresando sus palabras en gestos.

-Lo siento, Naruto, si no te vas a entregar…

Sasuke rio y justo después cambió totalmente de expresión. Era enfado, asco, maldad. Odio. El corazón de Naruto se heló por un momento, pero tuvo que calentarlo por el ataque que estaba a punto de recibir. Sasuke se disparó contra Naruto, sin darle importancia a Sakura. El rubio se puso delante de ella y creó unos 5 clones. Si quería que se entregase primero tendría que luchar contra él. Sin embargo, ante el asombro de Naruto, cuando estaban al punto en ensalzarse, Sakura intentó darle con el puño a Sasuke. Éste salto y lo esquivó por escasas décimas de segundo. Al volver a tocar el suelo, el del pelo azabache notó una fuerte corriente de viento en la cara que le hizo tres cortes. No había logrado esquivar del todo a Sakura.

-Tanto tiempo… y solo… esto -habló desconsoladamente.

-Sabes -le dijo Sasuke-, siempre has sido un estorbo.

Sasuke le lanzó un kunái que Sakura negó evitar. Por suerte, el verdadero Naruto la empujó a un lado y los dos cayeron.

-Qué lastima que los dos vayáis a morir -dijo Sasuke justo enfrente de ellos a punto de clavarles la espada a los dos.

Sakura se quedó paralizada y Naruto no tuvo tiempo a reaccionar. Se volvió hacia Sasuke observando la espada a milímetros de él hasta que le rozó y sintió la cuchilla clavándose en su carne. Pero, de repente se oyó una voz que vino más allá de la luz:

-¡Detente, Sasuke! -la espada salió disparada hacia el exterior de la cueva mientras que a él lo arrastraron hasta la pared opuesta a la que se encontraban más cerca.

Naruto se sentó en la arena de la cueva. Estaba sangrando por la espalda y, al entrar en razón, Sakura no dudó en aplicarle Ninjutsu Médico. Sin embargo, el problema no era ese, sino el hombre que acababa de hablar. Se acercó unos pasos que resonaron por toda la cueva y los dos pudieron ver al hombre. Llevaba una capa y la capucha dejó ver su rostro. Tenía el pelo alborotado y unos ojos oscuros que penetraban a cualquier ser. Presentaba algunas cicatrices que lo hacían más perverso. En efecto, era Osamu, aunque ellos aún no lo sabían, hasta que se presentó.

-¡Sasuke, tú objetivo no era matarle! Me has decepcionado. Te has dejado llevar por la rabia y el rencor. Pero sobre todo, por la envidia -Osamu se dirigió a Naruto-. Por fin me veo las caras con el gran Naruto Uzumaki. He oído hablar mucho de ti, tanto que eres al que más adoro. Perdón -dijo al ver el desentendimiento de Naruto-, que no me he presentado. Soy Osamu, el líder de Tormenta Silenciosa. Y no, si te preocupara la muerte, tranquilo, que aún no morirás. Necesitamos tu ayuda.

Tanto Naruto como Sasuke se levantaron. Sakura lo hizo un par de segundos después y Osamu se fijó en ella:

-Vaya, parece que no venías solo. Como iba diciendo, a ti te necesitamos, señor Naruto -soltó una risa-, pero a ti no.

Acto seguido, levantó el brazo derecho y cuando abrió la mano en fuerte tiemble, Sakura salió volando hacia Osamu, sin ella queriéndolo. Aterrizó con su cuello en su mano derecha y con los pies colgando.

-Vete -le susurró Osamu.

Sakura se intentó deshacer de él pero Osamu le estaba controlando el movimiento. Era incapaz de hacer nada. Seguidamente, el líder la lanzó fuertemente contra las rocas de la pared y Sakura cayó inconsciente.

-¡Noo! ¡Sakura! -Naruto gritó el nombre de su amiga y fue corriendo hacia ella pero un fuerte viento que vino de Osamu le hizo retroceder cayéndose, de nuevo, al suelo. Sus clones desaparecieron.

Naruto apretó su puño izquierdo con fiereza. Con tanta rabia que unas pequeñas esferas burbujeantes empezaron a frotar de su cuerpo. Sus uñas se hicieron garras, sus ojos azules, rojos y un aura roja envolvió a Naruto. Dos orejas rojizas se asomaron en esa forma y primero salió una, luego dos y después 3 colas. Pero continuó. Al alcanzar la cuarta cola, el débil color rojo se volvió rojo intenso, rojo sangre. La apariencia de Naruto cambió por completo. ¿Era Naruto? Ese monstruo soltó un enorme grito que hizo temblar la cueva y la de los alrededores. Las tormentas de arena a su lado no eran nada.

-Naruto… -susurró Sasuke y aunque no tenía las intenciones de que se girase hacia él, el monstruo lo hizo, Naruto lo hizo.
Naruto respondió a su nombre, así que él estaba dentro de ese animal. Naruto se había transformado en el zorro que llevaba dentro, por ahora, con 4 colas.

domingo, 30 de diciembre de 2018

NARUTO: SENTIR

Corría por los pasillos en busca de algo, de alguien, de la salida. Estaba preocupado, no lo encontraba. Gritaba por si lo que fuese contestaba pero no había respuesta. A parte de él vociferando, lo único que había era silencio. Él ya era nervioso de por sí, pero verle en esa situación significaba que había algo más. Pero, ¿el qué?
Siguió corriendo cuando tropezó y algo le hizo gemir de dolor. Se intentó poner de pie pero cayó al suelo. Seguía sollozando cuando se dio cuenta que delante de él se encontraba la salida. Arrastrándose por el suelo como pudo, avanzó hasta su objetivo. El sol le iluminó y se vio envuelto en un halo de luz blanca. Pegó un último grito y se le quebró la voz.

Naruto se despertó sobresaltado, sudando, sin saber qué había pasado. ¿Lo había soñado? ¿Era real? Después de unos segundos con la mente en blanco se fue a lavar la cara para visualizar bien lo que tenía alrededor. La levantó empapada de agua y mirándose en el espejo sonrió. Comenzaba un día en su vida como otro cualquiera, lleno de aventuras.

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¡Feliz Año Nuevo 2019!