Boruto agarró el portátil, lo abrió sobre el escritorio de su habitación y lo encendió. Mientras lo dejaba en marcha, colocó las sábanas de la cama tan bien como pudo y luego fue al baño. Al volver, abrió la aplicación y se unió a la reunión. Pensaba que llegaba tarde, pero fue el primero en entrar. Con la cámara y el micrófono encendidos esperó a los demás mientras jugaba a la consola con los pies sobre la mesa.
-¡Boruto! -gritó Sarada desde la pantalla.
-¡Aaahh! -se cayó al suelo del susto-. ¿¡Por qué has hecho
esto?! Ya he perdido la partida…
- He visto una buena oportunidad -se rio -. ¡Chouchou, venga!
- ¿Chouchou? -preguntó Boruto dejando la consola a un lado-.
¿Dónde estás?
- En casa de Chouchou. Mi madre no deja de trabajar… y hoy
no es menos.
- ¡Qué buena es Sakura! Está salvando miles de vidas.
Mitsuki se unió.
- ¡Hola, Mitsuki! -saludaron los dos al recién llegado.
- Hola, siento llegar tarde.
- ¡Es verdad! ¿Por qué habéis llegado tarde? Han pasado 5
minutos.
- Yo tenía que hacerme una prueba. Pero no es nada -dijo
Mitsuki colocando bien la cámara.
- Y aquí, entre Chouchou y el ordenador que no lo encontrábamos…
¡Aaah!
- ¡Boruto, Mitsuki! -se asomó a la cámara la hija de Choji,
apartando de un golpe a Sarada-. ¿A qué me queda bien el vestido? Esta vez he cogido
uno de color rojo deslumbrante para entrar al año con buen pie y que se
mantenga durante todo el año.
Boruto sonrió porque no sabía qué decir. Y Mitsuki se quedó
como estaba, aunque sí dijo algo que no gusto a Chouchou:
- Está bien.
- ¡¿Está bien?! ¿Solo eso? -se giró hacia Sarada y dijo-.
Los hombres no entienden.
- Jaja… sí -se levantó Sarada y las dos se sentaron en el
sofá, dejando el ordenador sobre la mesa de enfrente.
- ¿Tú dónde estás, Mitsuki?
- En la base secreta.
- Podríamos ir alguna vez para ver todas las máquinas que
hay allí -propuso Chouchou.
- No sé si os dejarían entrar.
- ¡Claro que sí! Somos tus amigos -dijo Boruto.
Continuaron hablando y luego se unieron Shikadai, Inojin y
Denki. Y finalmente los demás genin. Las ventanas de cada uno en la pantalla se
hacían cada vez más pequeñas y Boruto se acercaba cada vez más.
-¡Estamos todos! -alzó Boruto la voz.
-Ya habréis cenado todos, ¿no? -preguntó Iwabee.
-Todos menos Chouchou que ahí sigue – dijo Inojin-. Cuidado no
te ensucies el vestido.
-Gracias por preocuparte, pero está a prueba de manchas.
-Este año no hemos ayudado en la decoración de la aldea -se
entristeció Namida.
-No te preocupes -dijo Wasabi-. Este año ha sido diferente a
todos. Por surte estamos todos bien.
-Menos Boruto que está encerrado en su casa -se burló Shikadai.
-¡Cállate!
Boruto tenía que estar aislado junto a sus padres y su
hermana porque Naruto había estado en contacto con un contagiado. Se estaba
volviendo cada vez más desesperado. Por suerte, había ingeniado otras formas de
entrenar desde casa. Armarios vacíos, ventanas abiertas y peluches y ropa que
eran la diana de sus ataques. Himawari le ayudaba con los entramientos.
Sin embargo, nada había logrado impedir que se mantuvieran
alegres durante esos días. De hecho, faltaba poco para las doce de la noche, y
dentro de poco Boruto bajaría con el ordenador para pasar al nuevo año con su
familia y con sus amigos.
¿De hecho, cuánto faltaba?
-¡Faltan 5 minutos! ¿Tenéis todo preparado? -preguntó Metal
Lee.
¡Aahh! ¡Noo!
-¿Boruto? -preguntó Hinata desde el piso de abajo.
De repente, Naruto entró en la habitación de Boruto.
-Boruto, te estamos esperando. ¿Con quién...? -se
interrumpió el mismo al acercar la cara a pocos centímetros de la cámara del ordenador.
-¡Es el Séptimo!
-¡Papá, no te acerques tanto! -Boruto le cogió del hombro y
lo apartó-. Ya te dije que íbamos a estar con mis amigos por videollamada.
Naruto no se acordaba, pero asintió para no quedar en
ridículo enfrente de los demás pendientes de la conversación.
Boruto cogió el portátil y siguió a Naruto para bajar las
escaleras. Pero, pendiente de escuchar lo que decían sus amigos, Boruto hizo
caso omiso al primer escalón y cayó boca abajo sobre Naruto. Los dos rodaron
por las escaleras y acabaron en el suelo.
-¡No, no! -Boruto buscó el ordenador y, por suerte, Himawari
lo había cogido al vuelo.
-¡Gracias Himawari, me has salvado la vida!
-Dímelo a mí que te has caído encima… -dijo Naruto.
¡Primer cuarto!
-¡Corre, hermanito! Que ya empiezan las campanadas.
Los genin y Shikadai estaban todos pendientes de las próximas
campanadas con las cámaras y los micrófonos de las herramientas tecnológicas
encendidas.
Boruto, Naruto e Himawari llegaron donde estaba Hinata.
Cogieron las uvas y las campanadas empezaron a sonar.
¡Feliz Año Nuevo 2021!
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