-Con mis debidos respetos, ¿no deberíamos haber acabado con la hermana del Kazekage?
-Demasiado fácil e incómodo, Katsu.
-Deberías divertirte con tu trabajo, Katsu. Tómatelo como un juego. Un juego de vida o muerte.
-No matarla resultará eficaz. El Jinchuriki del Kyubi vendrá y gracias a ella nos encontraremos. No será el único, seguro que otros inútiles que se hacen llamar ninjas vendrán.
-El placer de jugar con ellos será mío. ¡Diversión!
-Reserva esa energía para otra ocasión, Masaru.
-¡¿Por qué?! Tenía ganas de demostrar mis nuevas habilidades. Gracias al almacenamiento que hemos estado haciendo, me he vuelto más poderoso.
-Tu turno llegará. Te lo aseguro. Pero es la prueba y el momento que tiene el novato de demostrar de lo que es capaz. ¿Preparado, Sasuke Uchiha?
Los cinco ninjas de Konoha junto a Temari corrían y saltaban por las ramas de los árboles. Naruto iba unos pasos por delante. Deseaba encontrarse con los culpables para pedirles explicaciones de sus objetivos y de las acciones que habían hecho hasta el momento.
-Naruto -le recordó Sakura-, aún no debes distanciarte.
-Quiero llegar cuanto antes. Para eso hay que ir más rápidos.
Sin decir nada, Sai se colocó al lado de Naruto y éste se sorprendió. Parecía que Sai también quería llegar pronto.
-Kakashi, ¿crees que Naruto responderá bien ante las provocaciones del enemigo? -le preguntó Yamato sin que los demás le escucharan.
-Estás hablando de Naruto. Por dentro escuchará pero las palabras que digan serán su límite. Incluso sin decir nada, él estará dispuesto a pelear. La preocupación que siente, no solo por Gaara, sino por todos es mayor de la que piensas.
Cayó la noche y los seis decidieron descansar. A Naruto no le parecía buena idea pero acabó aceptando para recuperar fuerzas. Desde Konoha hasta la Aldea de la Arena se tardan tres días. Mañana será el segundo.
Todos se acomodaron en el suelo del bosque. Naruto recordó las palabras del Hachibi antes de que se levantara y decidió contárselo a sus amigos.
-Entendí que dijo que intervenían entre nosotros. También pidió ayuda.
-¿Pueden los Biju contactar contigo? -preguntó Temari sorprendida.
-Sí. Solo es posible sin restricciones y si la relación que guardan los Biju entre ellos y con los inchuriki es afable.
-Si puedes hablar con ellos, ¿cómo es que no entendiste bien lo que dijo? -preguntó Sai.
-No estoy seguro. Es como si los enemigos intentaran cortar la conexión.
-Igual que pasa entre Iwagakure y Sunagakure -lo relacionó Yamato con lo que acababa de decir Naruto.
-Si querían cortar la conexión, lo han conseguido. Pero lo que me preocupa es el estado en el que deben estar tanto Hachibi como Killer Bee. Alguien debería ir hacia allí.
-¿No recuerdas lo que dijo Temari? -preguntó Sakura sin esperar respuesta-. Todo quien cruzaba esa línea imaginaria que separaba las dos aldeas moría.
-Eso es verdad -afirmó Sai-, pero ahora estarán más preocupados por la llegada de Naruto.
-Podríamos aprovechar la ocasión para separarnos -reflexionó Kakashi-. Sai tiene razón. Sin embargo, esa técnica que tienen para reconocer a quien sea a cualquier distancia es peligrosa y no podemos menospreciarla. Estarán ocupados con Naruto, pero no todos. Por el mensaje que enviaron a la arena y por el que trajo Temari, se creen superiores y no todos irán a su encuentro.
-¿Y qué hacemos? -preguntó Naruto-. Yo tengo que ir a la cueva pero no podemos dejar de lado a Killer Bee.
-Separarnos hará ganar ventaja a nuestros adversarios. Primero te acompañaremos todos hacia la cueva y una vez allí decidiremos qué hacer. Si el Hachibi te pidió ayuda, no tiene por qué estar en la Aldea de las Rocas donde planeaba sus vacaciones. Tendrá lugar el encuentro y allí obtendremos pistas.
A Naruto le dio rabia pero sabía que era lo más sensato. Sai y Sakura comenzaron la guardia mientras los demás dormían en el suelo o recostados sobre los troncos de los árboles.
Las hojas dificultaron el paso de la luz pero aun así, no lograron opacar el amanecer. Temari estaba de guardia y Naruto se levantó estirazándose como un auténtico dormilón, aunque fue el primero en despertarse. Se dirigió a Temari:
-Veo que es tu turno.
-Así es, y la hora de ponernos en marcha. ¿Crees que podrás solucionar algo?
-Sí. No me rendiré hasta conseguir un acuerdo o un desenlace en el que ninguno de los nuestros salga herido.
-Sabes -dijo Temari mirando hacia el cielo-, para Gaara significas mucho. Le diste una lección aquél día... Y eres la mayor razón por la que es como es. Gracias.
-Para eso estamos los amigos.
Justo después de esas palabras, se fueron despertando los demás, excepto Yamato. Kakashi le despertó con un susurro que le sobrecogió y le hizo despertarse del susto.
-Bien, ya estamos todos.
Se pusieron en marcha. Quedaban dos días y Naruto estaba ansioso aunque lo único que podían hacer es seguir el camino.
Mientras Naruto y los demás se dirigían hacia su destino,
Killer Bee se encontraba atado en una barra de madera sobre un círculo dibujado
en el suelo. Su localización: las afueras de Amegakure, la Aldea Oculta entre las Lluvias.
-¿Dónde estamos? -rapeaba-. Aquí atado, a oscuras y sin manos- ¡Yeah!
Hacía poco que se había despertado. Miraba su alrededor y no lograba discernir nada. Todo estaba a oscuras excepto lo que sus pies pisaban. El círculo violeta fluorescente iluminaba algo a Killer Bee, pero nada más.
-Si hay alguien por ahí que responda, o mi compañero y yo pelearemos hasta con la boca, ¡yeah!
-No creo que puedas hacer nada -dijo una voz grave que salía de enfrente de Bee-. Parte de la energía que hemos ganado la hemos utilizado en encerrarte. Estás acorralado por el símbolo de tu propio Biju.
-Eres tú, el mismo que peleó conmigo me puso una cruz, sal a la luz. Hachibi, responde si sigues ahí, recuperando fuerzas para darle a ese su merecido, devolverle lo que recibí. Lo que recibimos, ¡yeah!
-No te molestes en hablar con tu Biju. Hemos roto la conexión que había entre vosotros.
Un hombre con capa y capucha se fue acercando poco a poco a Killer Bee. De repente una luz le iluminó. Se quitó la capucha y le mostró su cara al Jinchuriki. Tenía el pelo negro alborotado y unos ojos oscuros que penetraban a cualquier ser. Presentaba algunas cicatrices que lo hacían más perverso.
Se arrimó a Bee sin cruzar el símbolo. Al instante y veloz como el rayo, Killer Bee se desató las manos como pudo, cogió su espada e intentó matarlo. Su espada rebotó haciéndola caer al suelo. La cogió rápidamente y siguió pegando algo que no era el cuerpo del que tenía delante.
-No te molestes. Ya te he dicho que estás encerrado. Éste círculo forma una barrera de la que no puedes salir a no ser que sea yo quién te libre. Es inútil. No malgastes la poca energía que te queda.
-¿Quién eres? -Killer Bee se puso serio.
-Soy Osamu, el líder de Tormenta Silenciosa. Es un honor haber combatido con el mismísimo Ocho Colas. Aunque el honor debería ser tuyo.
-¿Dónde está Hachibi? A parte de su poder, ¿qué quieres?
-Tranquilo, sigue dentro de ti, si no, ahora mismo estarías muerto, y no quiero eso. Aún. Y a parte de poder, ¿qué es lo que quiero? Nada más. Con poder podré dominar todos los países. Ese poder me pertenece a mí, no a unos debiluchos que sin él no son nada.
El hombre dio media vuelta y empezó a caminar. Pero recordó una cosa que necesitaba decirle:
-No te preocupes por Naruto. Estará en buenas manos.
La luz se apagó y Osamu desapareció entre la oscuridad. Killer Bee ya tenía las manos libres así que las utilizó para poder realizar alguna técnica. Fue ineficaz. Todo jutsu que realizaba era absorbido por la barrera. Además, la mayor parte de Chakra lo había gastado en su pelea. Estaba encerrado y no se podía comunicar con su amigo. ¿Cómo saldría de esa situación?
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