Naruto se movía en su cama, nervioso, hasta que se cayó dándose un buen golpe y se despertó. Nada más hacerlo fue hacia el árbol de navidad que él mismo puso y adornó. Andaba buscando algún regalo que le hubiese traído quién sabe quién; y lo encontró, escondido entre luces y campanas.
Lo abrió y resultó ser un cuadro. Un cuadro de sus padres, Minato Namikaze, el Cuarto Hokage y Kushina Uzumaki. Se sorprendió a la vez que se emocionó. Lo puso en la mesa, pero le gustó tanto que quería dar las gracias personalmente a aquella persona que se lo había regalado. Así que desayunó un bol con leche y cereales, se cambió rápido y con el cuadro bien envuelto y abrazándolo con fuerza se puso en busca de aquella persona.
Para empezar, fue a ver a Konohamaru:
-Hola, Naruto, ¿vamos a entrenar hoy?
-No, hoy no. Después si quieres.
-Jo... -dijo triste-. Hoy me habían regalado unas dianas para lanzar los shurikens.
-Después nos vemos, entonces. Pero, ¿tú me has hecho este regalo? -Naruto se lo enseñó.
-¿Yo? No, ese es el Cuarto Hokage, pero la otra ni idea.
-Bueno, muchas gracias Konohamaru -dijo corriendo hacia otro sitio.
-¡Después nos vemos, Naruto!
Naruto corría, ahora a casa de Shikamaru. Llamó a la puerta pero quien abrió fue su padre, Shikaku. Le preguntó por Shikamaru, y Shikaku le respondió que se fue con Choji e Ino a entrenar. Ya de paso le preguntó por el cuadro, pero tampoco había sido él. Ahora corrió en busca del trío.
-¡Hola chicos!
-Hola, Naruto -dijo Choji-. ¿Quieres entrenar con nosotros?
-Me gustaría, pero vengo para preguntaros una cosa.
-¿Qué pasa?
-¿Habéis sido uno de vosotros quién me ha regalado este cuadro?
-¡Qué guapo ese chico!-abrió bien los ojos Ino.
-Es el Cuarto Hokage -dijo Shikamaru.
-Ya lo sé, pero no me digas que no es guapo, aunque no tanto como Sasuke... o Sai -dijo Ino esto último por lo bajo.
-Claro, normal que yo sea guapo, he salido a él.
-¡¿Qué?!¿Es tu padre?
-Sí, pero entonces no habéis sido vosotros, ¿verdad?
-No -respondió Shikamaru.
-Supongo que esa será tu madre. También es preciosa. Parece tan dulce...
-Sí parece -se rió Naruto-, porque también tiene un carácter bien fuerte. Bueno, me voy.
-¡Qué vaya bien en busca de la persona! -gritó Choji.
Naruto ya estaba en marcha y les saludó a lo lejos. Ahora no sabía a quién acudir, pero se encontró por la calle a Rock Lee y a Tenten.
-¡Naruto!
-Quería preguntaros si... -Naruto iba al grano pero Lee le interrumpió.
-¿Sabes qué me han regalado? ¡Un nuevo traje verde! -se sorprendió él mismo-. ¿Quién habrá podido ser?
-Pues quien va a ser... Nadie iría a comprar algo así excepto Guy-sensei.
-¿Dices que ha sido Guy-sensei, Tenten?
-Pues claro. No sé ni si venden el traje en alguna tienda. ¿Dónde lo conseguirá? -se preguntó Tenten a ella misma.
-Ni idea, pero a mí me han regalado este cuadro. Y no sé quien ha sido. ¿Vosotros?
-No -repsondió el cejotas pobladas.
-No -ahora Tenten-, pero a mí estos pergaminos y sellos explosivos.
-¡Qué guay, Tenten! -alucinó Lee.
-Gracias cejotas, gracias Tenten. Nos vemos.
Naruto se fue y vio a Akamaru cruzando delante de él. Justo después pasó Kiba. Tardó unos segundos en darse cuenta, pero comenzó a correr en la misma dirección que ellos.
-¡Kiba!
-¡Hey, Naruto! -exclamó Kiba aunque con la voz cansada-. ¿Qué haces tú por aquí?
-Venía a preguntarte si tú me has regalado este cuadro.
-No, yo no he sido, ¿por qué preguntas?
-Porque quiero saber quién ha sido. ¿Y tú por qué estás corriendo?
-Akamaru y yo estamos compitiendo en una carrera con otros ninjas. ¡Y no me puedo quedar atrás -dijo Kiba acelerando.
-¡Así se habla! Te dejo con la carrera. ¡Adiós!
Naruto intentó salir pero cuando se dio cuenta unos perros lo habían atropellado y pisado.
-¡Au! -exclamó dolorido-. Ya digo yo que no les hace falta más carreras... ¡¿Y el cuadro?!
Lo tocó, vio que estaba como nuevo y lo agarró bien fuerte. Siguió el camino y se topó con Shino:
-Tú... -dijo Naruto rodeándole-, tú me suenas... eres... Sh..Sho..Sha...
-Naruto, ¿sigues sin reconocerme?
-Ah, Shino, eres tú -se rió rascándose con una mano la cabeza.
-Vaya, me has reconocido... pero no de primeras.
-Lo-lo siento Shino, es que con esa vestimenta pues ya sabes, no es que sea muy fácil reconocerte...
-A ti sí que es imposible no reconocerte -dijo Shino serio.
-Bueno, pues preguntaba por este cuadro. ¿Me lo has regalado tú?
-Si ni sabes mi nombre...
-Pero si te he reconocido... -dijo Naruto cerrando los ojos y sonriendo.
-Sí, pero tarde. Igualmente yo no he sido.
-Bien... gracias. ¡Ya nos veremos otro día!
-Ya veremos si te acuerdas de quién soy...
-Por cierto -Naruto se había ido pero volvió-, ¿sabes dónde está Hinata?
-Sí, está en su casa practicando con Neji.
-¡Gracias!
Naruto se dirigió hacia casa de Hinata. Una vez allí, se quedó unos segundos mirando cómo tan concentrados estaban practicando taijutsu. Después de verlos en acción y que iban a descansar (por raro que parezca), Naruto entró y ellos le vieron.
-¡Es Naruto-kun!
-Sí, Hinata, no te pongas nerviosa. Hola Naruto.
-Buenos días Neji, Hinata. Os he estado observando.
-¡¿Qu-qué?!
-Sí, has estado increíble con esos golpes Hinata, casi le das a Neji.
-¿Lo-lo dices en serio, Naruto-kun? -dijo ella sorprendida pero enrojecida.
-¡Claro! ¡Los Hyuga sois un clan genial! Me gustaría entrenar con vosotros algún día.
-Estaría bien -asumió Neji-. ¿Y por qué has venido? ¿Es para ver a Hinata?
-Ne-neji...
-Era para preguntaros si alguno de vosotros me ha regalado este cuadro.
-Yo no he sido -respondió Neji.
-Yo tampoco. Los de la foto son tus padres, ¿verdad, Naruto-kun?
-¡Sí! ¿Cómo lo sabes?
-Nos lo explicó su padre cuando éramos pequeños -respondió Neji-. Fueron increíbles.
-¡Sí! Bueno, pues muchas gracias. Me tengo que ir para seguir buscando a la persona que me lo ha hecho. ¡Qué vaya bien con vuestro entrenamiento!
-G-gracias, Naruto-kun.
-¿Qué pasa, Hinata? ¿Por qué estás tan roja? -Hinata no respondía-. ¿Hinata? ¡¿Hinata?!
Hinata cayó al suelo desmayada y Neji la balanceó para que se despertara. Naruto no se dio cuenta de lo sucedido y siguió en su búsqueda. Paseó y pensó a quién le faltaba por preguntar. Y una de ellas era Sakura. Así que se dirigió hacia su casa, pero antes de llegar se encontró con Sasuke, que iba paseando tan tranquilo.
-¡Sasuke!
-¿Qué quieres, imbécil?
-¡Pero por qué eres tan repelente! Ya sé que no habrás sido tú.
-¿Que no he sido yo el qué?
-Que tú no me has regalado este cuadro, ¿a qué no?
-No -dijo mirando el cuadro y apartando la mirada hacia otra dirección.
-Lo sabía, si es que tú no regalas nada a nadie... Al menos podrías sonreír alguna vez.
-¿Te puedes largar? ¿No ves que estoy ocupado?
-¿Ocupado? ¡Pero si solo estás paseando! ¿Qué hay de estar ocupado en eso?
-Que te vayas ya, pesado. Con esos gritos molestas a todo el mundo.
-¡Pesado tú! -dijo Naruto alejándose, pero volvió-. Por cierto, ¿sabes si Sakura está en su casa?
-La he visto antes en la biblioteca con Sai.
-Vaya, qué sorpresa que me contestes.
-¿Te puedes largar ya?
-Ya me voy, ya... ¡Adiós, Sasuke!
Sasuke enrojeció un poco con la vergüenza que le hacía pasar Naruto. Éste redirigió su destino hacia la biblioteca. Allí se encontró, efectivamente, con Sakura y Sai ojeando libros.
-¡Hola Sakura-chan!
-Hola Naruto -dijo Sai, esperando Naruto que lo dijera Sakura.
-¿Qué estáis haciendo?
-Estamos informándonos sosbre misiones duras -dijo Sakura haciéndose la interesante.
-¿De veras?
-En realidad no -fue Sai-, solo estábamos curioseando sobre las bromas más sonadas que se han hecho en Navidad.
-¡Sai! -Sakura le dio un codazo.
-¡Sí! Las bromas en el día de los Santos Inocentes son de las cosas que más molan del año. Quería preguntaros una cosa. ¿Vosotros me habéis regalado este cuadro?
-No -respondieron los dos.
-Vaya... pues no me quedan muchas personas más por preguntar.
Sakura cogió el cuadro cuidadosamente y le dio la vuelta. Había escrito algo difícil de descifrar.
-Naruto -le dijo Sakura señalándolo-. Hay algo escrito. ¿Puedes ver qué pone?
Naruto se acercó el cuadro a dos milímetros del ojo.
-¡Imbécil! -Sakura le dio un pequeño golpe en la cabeza-. Así no vas a poder ver nada. Póntelo a una cierta distancia, no tan cerca.
-Mi-Mi-Minato. Pone Minato.
-¿Minato, tu padre?
-Sí -respondió-. Y pone "Para Naruto". ¿Para mí?
-Claro, el regalo es para ti, pero hay otra firma. Imposible de saber qué pone.
-Apartaos chicos -dijo Sai cogiendo el cuadro con una mano y con la otra una lupa para ver la firma.
-¡¿Pero por qué me empujas?! -le gritó Sakura golpeándole y dejando caer el cuadro.
-¡Noo! -gritó Naruto pero por suerte lo cogió-. Uff, menos mal.
-¡Shhh! -la bibliotecaria les hizo el gesto de callarse.
Naruto cogió la lupa que había dejado caer Sai y se la acercó para saber qué ponía. Y después de unos segundos, toda la biblioteca en silencio, habló fuerte:
-¡Kushina! ¡Pone Kushina!
-¡Shhhh! -ahora fueron la bibliotecaria y los lectores.
Sakura volvió a golpear a Naruto con cuidado para que no cayera el cuadro.
-Au... -dijo Naruto en voz baja.
-Ya sabes lo que pone: Minato y Kushina, para Naruto.
-Sí, pero sigo sin saber quién me lo ha regalado.
-¿Y para qué quieres saberlo?
-Para darle las gracias. No tenía ningún cuadro de... mis padres. Y la verdad es que me ha hecho mucha ilusión.
-Yo te ayudaré en tu búsqueda, Naruto.
-Gracias, Sai.
-Pero esperad -dijo Sakura-. La persona que te ha regalado este cuadro, Naruto, ha querido que fuera una sorpresa. Si hubiese querido que supieras quién es te lo habría dado en persona y no ha sido así. ¿Para qué molestarse en ir a tu casa mientras tú estabas durmiendo?
-Es verdad. Tienes razón, Sakura-chan.
-¿Y si no ha sido ninguna persona? -preguntó Sai sobresaltándolos.
-¿Qué? -dijo Naruto con un poco de miedo.
-Sai tiene razón. Naruto, es la magia de la Navidad; si conocieras el truco, la magia se perdería.
-¿Qué truco?
-Déjalo Naruto -a Sakura se le bajó la cabeza.
-Bien, entonces dejaré que la magia de la Navidad siga.
-Ya acaban estas fiestas, así que, ¿qué mejor manera de acabarlas que con un regalo sorpresa?
-¡Sí!
Naruto les dijo cómo habían sido sus padres y lo que ellos le dijeron cuando se encontraron. Después se fijó en uno de los libros sobre la mesa que estaban leyendo Sakura y Sai antes de él entrar y vio una firma.
-Es mía -dijo Sakura sonriendo-. Es mi nueva firma. ¿A que es chula?
-Pues no entiendo ni un carajo.
-...¡¿Qué has dicho, Naruto?! -Sakura tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo, golpeó bien a Naruto dejándole en el suelo.
-Vaya, tienes el carácter de mi madre.
-¡¿Estás queriendo decir que tengo mal carácter?! -sin dejar a Naruto responder, volvió a golpearlo, esta vez lanzándolo más lejos.
-¡Shhhh! -hicieron de nuevo la bibliotecaria y los lectores.
Después de preguntar por su regalo a muchas personas y amigos suyos, Sakura y Sai le dieron la clave. Era creer. Dar las gracias a esa persona que sin saber quién era había entrado en su vida por ese regalo tan importante que le había hecho. Dar las gracias y creer y saber que esa persona sabrá que se lo agradece aun sabiendo que no le haya dado las gracias en persona. Hubiera sido bonito verles juntos en un abrazo, pero esa persona no quería. Quería que Naruto creyera en la magia de la Navidad, y así lo hizo.
Naruto cogió el cuadro de sus padres y lo colocó en el mueble, al lado de su foto con el equipo 7. Se imaginó que estaba con ellos y se le cayó una lágrima a la vez que sonrió.
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