Había un prado verde muy grande, con un río al lado, aunque era de noche y el cielo estaba muy oscuro. El hombre iba corriendo hacia una montaña alta que sobresalía, la anciana iba tras él y Naruto acababa de caer. Todavía lo tenía que asimilar. Aunque no tardó en ponerse en marcha.
Naruto aumentó la velocidad y alcanzó a la anciana Tamiko.
-¿Dónde estamos?
-En el monte del halcón. El hombre de allí era un chico rebelde. Me acuerdo cuando él era más pequeño. Era el estudiante de un amigo mío. Y ahora pretende robar el pergamino. Lo tenemos que impedir.
-Sí. Anciana, ¿cree que los otros pergaminos los tendrá?
-Puede ser. Los chicos que antes nos hemos encontrado dijeron que los tenía los otros cuatro tableros. Y ahora el quinto también lo tiene. Será mejor impedir el desastre.
-¿Qué sucedería si tuviese los cinco pergaminos?
-Que podría destruir gran parte del mundo ninja. Se podrían controlar todos los elementos y ejecutar cualquier fenómeno que quisiera. Puede ser terrible.
-¿Y dónde se encuentra este pergamino?
-¿Ves aquella montaña de allí arriba? Ahí es donde nos dirigimos. Se encuentra el pergamino. Y, además, se necesita una técnica especial para encontrarlo. Él la tendrá, pero yo puedo bloquearla. Necesitaré de tu ayuda.
-Está bien, anciana Tamiko. No se preocupe. N hará ni falta que bloquee la técnica. Le derrotaré antes de que él la haga. ¡Multiplicación oculta de cuerpos!
Naruto hizo tres clones suyos. Cogieron al verdadero y lo lanzaron con toda su fuerza para que alcanzase al hombre. Lo alcanzó, pero el hombre lo esquivó y se detuvo. Naruto se interpuso delante del hombre. Iba a empezar la batalla ahí, antes de llegar al monte.
-¿Dónde crees que ibas? ¡No voy a dejar que pases de aquí!
-Apártate o tendré que acabar contigo.
-¡No permitiré que cojas el pergamino!
Y Naruto hizo la multiplicación creando diversos clones alrededor del hombre. Y atacaron a la vez. El hombre saltó y cayó encima del montón de Naruto que había ido a por él. Y corrió hacia el monte pero unos cuantos clones no le dejaron pasar y uno atacó con el rasengan. El hombre lo esquivó e hizo una técnica:
-Elemento Tierra: Lanzas de Roca.
El hombre usó la técnica para acabar con los diversos clones de Naruto y a la vez, dar al verdadero. Las pequeñas lanzas de tierra que salían del suelo iban a gran velocidad y los clones iban esquivando. Pero el verdadero Naruto se acercó rápidamente detrás del hombre y le dio en la espalda con su rasengan.
-¡Ahh! -gritó el hombre mientras estaba por los aires.
Naruto se acercó y le apuntó con un kunái:
-¿Qué pretendes hacer con los pergaminos?
-No es de tu incumbencia.
-Mira la situación en la que estás. Yo creo que sí. ¿Para qué quieres los pergaminos?
-Para acabar con aquellos que me hicieron sufrir.
Y en ese momento llega la anciana Tamiko.
-Hola Kazuma. Cuanto tiempo sin vernos.
-Tamiko -dijo el hombre con un tono burlesco-. Sí, cuanto tiempo. Es hora de que todos vosotros os traguéis vuestras propias palabras.
-¿De qué estás hablando? -preguntó Naruto.
-Pregúntaselo a ella. Ella lo sabe.
-Kazuma... te equivocas. ¿Quién te dijo eso?
-¿Me equivoco? ¿Y todas esas veces que me dejabais solo? ¿Para qué era? ¿Por la estúpida recompensa de poder?
-Kazuma, no sé si te acuerdas, pero yo me quedé aparte del asunto. Los que te dejaban era porque eran órdenes del capitán. Estaban obligados, sino todas sus familias morirían. Todos se sentían muy mal, pero no podían hacer nada. ¿Eso lo sabes?
-Eso es mentira, me dejabais porque el capitán os lo decía, pero no hacía falta que os lo dijese. En vuestras caras había una sonrisa, una sonrisa que me hacia ver mejor el mundo. Es hora de que sufráis vosotros.
-¡Kazuma! Eso fue obra del capitán. Ya sabes que lo arrestaron y la gente ya se animaba contigo. Todavía quedaba la huella del capitán, pero hablaron contigo. No tienes por qué hacer esto. Nadie se lo merece.
-Eso es mentira. Se arrimaban a mí por miedo. Por miedo a que pudiera hacer algo.
-¿Quién te dijo eso? ¿Tu sensei? Ya sabes como era. Un mentiroso. ¿Acaso no te acuerdas de tus padres? Murieron defendiéndote. ¿No te acuerdas?
-Sí... me acuerdo.
-Ellos te protegieron de tu sensei. Te querían. No dejaban de pensar en ti. Hazlo por ellos. Sabes que no quisieran que hicieras esto.
La mirada de Kazuma cambió.
-Dame la mano -dijo Naruto.
El hombre cogió la mano de Naruto y se levantó.
-¿Y todo esto que he hecho?
-No hay de qué preocuparse -dijo Naruto con una buena sonrisa-. Se puede arreglar. Sólo tendrás que devolver los tableros y los pergaminos y todo volverá a la normalidad.
-Gracias chico. Gracias Tamiko.
-Volvamos.
Los tres volvieron a la entrada. Y allí vieron a Sai y Sakura, que estaban a punto de entrar. Los dos, nada más verlo se prepararon ara pelear.
-¡Tranquilos! Está todo solucionado. Todo volverá a su sitio.
Naruto cogió el tablero y el árbol volvió a su sitio. Y se dirigieron a la casa de Tamiko. Allí estaban los otros tres, en el suelo. Cuando vieron a Kazuma se quedaron de piedra, con mucho miedo:
-Seños... lo sentimos.
-No lo sintáis. Todo ha sido culpa mía.
Estuvieron hablando y después de acabar de hablar se despidieron de la anciana Tamiko.
-Dadle un recuerdo a Tsunade.
-Lo haremos. Gracias por todo, anciana Tamiko.
Y Naruto, Sakura y Sai se fueron con Kazuma y sus chicos para recuperar todos los tableros y pergaminos.
Lo hicieron, y despidiéndose de ellos, los tres de Konoha volvieron a la aldea. Devolvieron todo lo robado y le dieron el saludo a Tsunade de parte de la anciana Tamiko.
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