Estaban en pleno verano y todos disfrutaban de la piscina y de las fiestas, pero las misiones seguían en pie.
-Naruto, Sakura, Sai -dijo Tsunade-. Tenéis que investigar la desaparición del agua que ha habido en todas las piscinas de la Aldea Oculta de la Cascada.
-¡Eso es terrible! -dijo Naruto- ¿Cómo se bañan entonces los pobres aldeanos? ¡Hay que rescatarlos de esa miseria!
-A eso vamos.
-Muy bien, ya podéis iros. Buena suerte.
Los tres se dirigieron a la Aldea Oculta de la Cascada. Y en la entrada vieron a dos guardias.
-¿Sois los enviados de la Hokage?
-Sí, venimos a ayudaros. ¿Cómo ha pasado? -peguntó Sakura.
-Fue por la noche. Durante el día estuvimos como siempre, nos bañamos y pudimos refrescarnos, pero cuando nos levantamos al día siguiente, todas las piscinas estaban vacías. Os necesitamos. Hemos intentado averiguar qué ha sucedido pero no hemos encontrado ningún rastro.
-¡Tranquilos! ¡Nosotros os salvaremos! -dijo Naruto muy entusiasmado.
Y los guardias los dejaron pasar. Primero se dirigieron a la casa en la que habían quedado. Y se encontraron con una chica:
-Hola, me llamo Yûko. Encantada.
Se presentaron y, de seguida, Yûko explicó lo que vio:
-Ayer por la noche, estaba aquí, y no podía conciliar el sueño, así que salí para respira aire fresco. Y a lo lejos, vi a tres personas que mediante un jutsu, transfirieron toda el agua de la piscina a algún lugar.
-¿Y pudiste ver cómo eran?
-No. Era de noche y las luces tampoco me ayudaron.
-¿Y sabes en qué piscina fue? -preguntó Naruto.
-Creo que sí. Os acompañaré.
-Pero Naruto -dijo Sakura-, si todas las piscinas están vacías, las tres personas que Yûko vio habrán hecho lo mismo con todas. Así que mejor que busquemos alguna pista en la piscina de Yûko mismo, si a ti no te molesta.
-¡Claro que no! -dijo Yûko-. Venid.
Los tres la siguieron hasta el jardín de atrás, y la piscina estaba seca de agua. Totalmente vacía. Buscaron por todas partes pero no encontraron nada. Para asegurarse, Sai pintó a los ratones, que se dispersaron por la piscina por si reconocían el olor y así llegar hasta los que habían hecho todo esto.
-Creo que han olido algo -dijo Sai.
-Sigámosles.
-¿Puedo ir con vosotros? -preguntó Yûko.
-¡Claro que sí! ¡Vamos!
Los cuatro se pusieron en marcha, corriendo por medio de las calles desiertas.
-¿Dónde está todo el mundo?
-Están en sus casas. Están asustados por lo sucedido y el aire acondicionado de casa es mejor que el calor que hace aquí fuera.
-Es verdad. Tenemos que encontrar a los culpables.
Los cuatro salieron de la aldea y entrando en el bosque llegaron a un conjunto de cuevas.
-Aquí es -dijo Sai-, parece que los olores se separan en estas tres cuevas.
-Será mejor que nos dividamos. Yûko, quédate con alguien. Si quieres puedes venir conmigo.
-Está bien.
Los ratones de Sai desaparecieron y dividiéndose por las tres cuevas, Sai se fue por la de la derecha, Naruto por la del medio y Sakura y Yûko por la de la izquierda. Todos siguieron el camino que cada uno tenía.
Sai se encontró con un camino sin salida, pero oyó voces. Venían de debajo de él, estaban debajo de tierra. Y prestó atención a lo que decían.
Naruto también se encontró con que no había salida y las mismas voces se oían. Parecía que resonaban por todos lados de las cuevas. Pero no esperó tanto, y dio un golpe en el suelo. La cueva seguía en pie, aunque parecía que se iba a derrumbar. Y las voces desaparecieron. Habían escuchado el golpe de Naruto.
Sakura y Yûko también oyeron la resonancia del golpe, pero no se toparon con un camino sin salida, es más, se encontraron con unas escaleras de piedra. Y bajaron llegando a un sitio ancho lleno de máquinas de experimentos.
No vieron a nadie pero fueron con cuidado. Y de repente vieron a lo lejos como una piscina, pero que estaba dentro de la cueva. Se dirigieron hacia allí y observando hacia el fondo, no lo veían. Era bastante profundo.
-¿Esta será e agua de las piscinas? -preguntó Yûko.
-Puede ser, pero esto es muy extraño. ¿Querrán experimentar con el agua?
-Esto está lleno de máquinas. Seguramente, pero si es así, ¿qué tendrán pensado hacer?
-Hay que averiguarlo antes de que nos los encontremos.
-Demasiado tarde -dijo una voz grave que venía de sus espaldas-. ¿Qué hacéis aquí?
-Hemos venido a deteneros- ¿Qué planeáis hacer con toda esta agua?
-Crear un poder único que solo podamos tener nosotros.
-¡¿Y necesitáis toda el agua que nos habéis quitado?! -preguntó Yûko enfadada.
-Sí. Necesitamos extraer una gran cantidad de agua e introducirla en todas estas máquinas que aquí podéis ver. Hay que sacar la mejor prueba.
-¿Y para qué un poder único?
-Estamos hartos de oír hablar de los Kekkei Genkai y necesitamos tener uno que los supere. Si nos atacan, de la defensa pasaremos al ataque y los derrotaremos. Tenemos que estar seguros. Y con todas las máquinas que hay, lo podremos lograr.
-Pero un Kekkei Genkai no se puede obtener de esa forma.
-¡Aunque no lo sea! Será un poder con más fuerza.
-Si no devolvéis el agua... lo haremos nosotros mismos -dijo Yûko.
-Antes tendréis que vencernos. Elemento Agua: Esferas Saladas.
El hombre que estaba delante de los otros dos empezó a tirar esferas de agua hacia Sakura y Yûko. Estas las iban esquivando con dificultad, pero lo hicieron.
-Yûko, quédate aquí.
Yûko se quedó detrás de una columna cuando Sakura saltó sobre los hombres y con un puño se dispuso a darles. Pero lo que hizo fue un agujero en el suelo, del que salió agua. Y la sala se inundó.
-¡Yûko! ¡Aguanta!
Sakura fue nadado hacia ella y le cogió del brazo. Después se dirigieron hacia las escaleras, hasta que vieron que no había salida.
Estaban atrapadas.
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