Después de caminar y correr todo el día, llegó la noche.
Naruto y los demás ya estaban cerca del lugar donde los miembros de Tormenta
Silenciosa habían decidido quedar con Naruto. Ese lugar era una de las cuevas
antes de llegar a la Aldea de la Arena. Una de ellas. No sabían cual. Aunque sí
tardarían un poco menos que tres días. Por eso, esa noche perfilaron los
últimos detalles de la reunión del día siguiente:
-Naruto, tú ya sabes que debes ir por delante. Nosotros
tendremos los ojos puestos en ti y en tu alrededor en todo momento.
-Ya sé que estáis, pero tampoco necesitaré mucha ayuda.
-Al menos agradécenos que estamos… -Sakura se molestó.
-¿No debería ir yo a su lado? –preguntó Temari-. Sin mí
podríais llegar a la aldea, pero las cuevas están más separadas y las tormentas
de arena aparecen cada cierto tiempo. Esto puede hacer pensar al enemigo que yo
debería guiarle. Si no estoy, pueden pensar que estoy vigilando, o también
vosotros.
-Saben que Naruto tiene un gran poder y también pueden
pensar que con él se basta para guiarse solo –dijo Yamato.
-Nos metemos en sus mentes –dijo Kakashi-, pero lo más
sencillo es lo que ya saben. Naruto no irá solo. Aunque vayas a su lado –se dirigió
a Temari-, pensarán que este encuentro en el que quieren tenerte, Naruto, es de
gran importancia no solo para la aldea, sino para el mundo ninja. Por eso,
siempre habrá alguien vigilando su espalda. Y puede que ellos también tengan a
esas personas. El más rápido en localizarlas ganará ventaja.
Después de decidir que solo Naruto irá de frente,
planificaron varias estrategias en función de lo que podría ocurrir. No es una
misión cualquiera. Es de vida o muerte.
Como la noche anterior, hicieron guardias. Cuando fue el
turno de Naruto y Sai, el rubio le dijo que se durmiese, que estaba demasiado
despierto como para poder dormir. Aunque a Sai se le pasó por la cabeza alguna
locura que pudiese cometer Naruto, se tumbó con los ojos abiertos pero acabó
durmiéndose.
Ante el silencio del viento y la armonía del bosque, Naruto
se puso de pie. Creó un clon que se sentó cómodamente en el suelo. El verdadero
Naruto miró a sus amigos, dio media vuelta y se marchó. No quería que sufrieran
por él. Pensó en el caso de que fuera al revés. A él no le gustaría que otra
persona se enfrentase sola a sus enemigos pudiendo necesitar ayuda. Pero se negó
que esa persona fuera él.
Sakura escuchó el crujir de una rama y adormilada se
despertó. Ojeó su entorno y vio algo extraño. Sai no estaba vigilando con
Naruto. Por eso, se acercó a él:
-Naruto, ¿Sai no hacía de guardia contigo?
-Sí… -sonrió excéntricamente.
Sakura se percató de su voz. Era la misma pero sonaba más
tímida.
-No te enfrentarás solo a ellos. ¿Lo sabes, verdad?
-¿Qué? –preguntó el clon pensando que no había escuchado
bien-. Aa sí, lo sé. Iremos todos juntos.
Con lo que acababa de decir, Sakura descubrió el truco de
Naruto.
-Lo siento Naruto.
Y antes de que el clon dijera nada, Sakura le golpeó
fuertemente en el costado tirándolo contra un árbol. El clon desapareció.
-Naruto… -dijo en voz baja preocupada por él.
Sakura les miró a los demás, tal como hizo Naruto y siguió
el mismo camino. Tenía que alcanzarlo, o al menos, saber dónde estaba. No
dejaría que se enfrentase él solo ni que cagase con toda la responsabilidad.
Sin embargo, ni Naruto ni Sakura se dieron cuenta del clon de
madera de Yamato. Este avisó al verdadero y los cuatro se despertaron.
-Parece ser que si nos enfrentamos a ellos, será antes de lo
esperado.
Naruto ya iba avanzado y se encontraba en medio del
desierto. El viento soplaba la arena provocando pequeñas tormentas que
permitían cruzarlas. A lo lejos pude ver unas cuantas cuevas y se adentró en
ellas lentamente, para asegurar el paso. Pero no había nadie.
Temari dijo la noche anterior que probablemente se
encontraba en una cueva a la derecha de las que acababa de ver. Allí, las
grandes rocas hacían de muro contra las tormentas pero era difícil localizar
ese hueco. Gracias a las indicaciones de Temari, Naruto lo encontró y se preparó
para ver a aquellos que habían matado a gente inocente.
A pesar del tramo estrecho, la cueva era larga y ancha. El
ruido del exterior se fue desvaneciendo a medida que avanzaba hacia el
interior. También la luz. Estaba a oscuras intentando observar si había alguien,
pero nada. Aun así siguió adentrándose hasta que desapareció completamente el
fragor. De repente, se encendieron unas luces. Ese era el lugar.
De entre la permanente oscuridad que tenía delante, alguien se
acercó. Sus ligeros pasos resonaron en toda la cueva.
-Cuanto tiempo, Naruto. –Sasuke se dejó ver ante el gran
asombro de Naruto.
-¡¿Sa-Sasuke?! ¿Qué haces aquí? –Naruto sonrió porque hacía
bastantes meses que no se veían.
Su sorpresa le hizo olvidar a lo que realmente había ido. Se
acercó a Sasuke pero éste cogió un kunái señalándole.
-No te muevas.
-Sigues siendo como siempre. ¿No has cambiado?
De repente los dos se ensalzaron en un duelo de kunáis. El
sonido del metal empezó en el centro y los dos se vieron de cerca las caras.
Sasuke no expresaba nada, como siempre, seco y, al parecer, sin sentimientos.
Naruto había hecho un cambio en un segundo.
Los dos se alejaban y se volvían a acercar para golpearse
los kunáis entre ellos, haciendo uso de gran parte de la cueva.
-Ni siquiera me preguntas cómo estoy –Naruto no quería pensar
lo que pensaba en realidad.
Ante el silencio de Sasuke, los dos volvieron a combatir
haciendo uso de la misma arma.
Sakura estuvo siguiendo a Naruto, que a pesar de las
tormentas de arena, lo pudo ver de lejos. Y después llegó cerca de la misma
cueva para poder observar lo que había dentro. Se encontraba en el punto
estratégico pero lo dejó para acercarse más. Puede que fueran ilusiones suyas,
pero creyó reconocer a alguien, a una persona que hacía tiempo que no veía,
como Naruto. A Sasuke. Se acercó cada vez más y lentamente se adentró en la cueva
escuchando el combate del sonido metálico. No pudo creer lo que estaba viendo.
Naruto vio como Sakura entraba y se separó de Sasuke posicionándose al lado de
ella, mientras el del pelo azabache se colocó en el lado opuesto. Sakura dio dos
pasos adelante y entre lágrimas dijo su nombre:
-Sasuke…
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