jueves, 31 de mayo de 2018

CAPÍTULO 2: ESPERANDO A TEMARI

Los cuatro miraron a Naruto y éste con la cabeza gacha apretó el puño que no tenía en pergamino. No se iba a quedar de brazos cruzados pero tampoco sabía quiénes eran esos de Tormenta Silenciosa.
-¿A quiénes se refieren? -Sakura preguntó lo que Naruto quería saber.
-Mejor que os lo cuente la Hokage -respondió Kakashi-, vámonos hacia allí.
Los cinco corrieron hacia la mansión Hokage. Para cuando llegasen, Tsunade ya habría leído el pergamino. Kakashi se fijó bien en que el ave llevaba dos pergaminos, el que les dejó caer a ellos y otro que llevaba a Tsunade. Gaara quería que Naruto supiese lo que sucedía.

Llegaron y sin llamar a la puerta, Naruto pasó malhumorado:
-¿Qué significa esto? -preguntó enseñando el pergamino.
-Naruto...
-¿Quiénes son Tormenta Silenciosa? -preguntó impaciente.
-Naruto, tranquilízate -Yamato le puso la mano sobre el hombro pero causó el efecto contrario.
-¡No me puedo tranquilizar! Gaara necesita nuestra ayuda y nosotros aquí sin hacer nada.
-¡¿Naruto, crees que era consciente de todo esto?! -respondió Tsunade levantándose de la silla-. El pergamino nos acaba de llegar, no sabíamos que podían ser tan peligrosos ni que tú eras su objetivo.
-¿Y qué se sabe? -Naruto apaciguó su enfado y se relajó ante las palabras de Tsunade.
-Veréis, hace unos días un grupo de ninjas de la Aldea Oculta de las Rocas fueron atacados cuando iban de camino hacia la arena. Portaban un mensaje que lo consiguieron enviar a tiempo y llegó a manos del Kazekage, sin embargo, los ninjas... murieron -Tsunade hablaba mientras Naruto, Sakura y Sai estaban atentos intentando entender la situación-. El mensaje no era ningún texto, sino un símbolo.
Tsunade les enseñó el símbolo. Tenía forma de rayo con tres líneas en su interior y otra más en rojo tachando y cruzando el rayo. Los de la sala se quedaron mirando el papel.
-Tormenta Silenciosa -dijo Sakura.
-Sí -afirmó Tsunade-, así es como se hacen llamar y así es como se identifican. Cuando llegó el mensaje a la Aldea de la Arena, nadie sabía qué significaba, pero unos criptógrafos lograron descubrir a partir de varios símbolos antiguos que ese era el nombre. Sin embargo, no sabían qué querrían decir con el emblema, así que enviaron un ave a la Aldea de las Rocas. El desconcierto llegó cuando no obtuvieron ningún mensaje de vuelta.
Tsunade tomó unos segundos para respirar y dejar que los chicos almacenasen la información. Seguidamente, continuó:
-El Kazekage se empezó a preocupar y mandó a unos ninjas buenos a ver al Raikage. Varias horas después, uno de los ninjas volvió a rastras, ensangrentado, con heridas por todo el cuerpo, y antes de entrar en un estado de sueño les hizo saber que sus compañeros habían muerto y que se encontraron con los cadáveres de los ninjas de las rocas. 3 días después de que esto pasase, me llegó el pergamino con todo lo que os acabo de contar.
-¿Y qué tengo que ver yo? -preguntó Naruto serio.
-No lo sé -respondió la Hokage-. Esperemos a que Temari venga. Yo no tengo más información. Pero según lo que ha escrito Gaara, los de la Arena no saben nada de los de las Rocas, y puede que al revés tampoco.
-Como si hubiesen cortado la conexión entre ambas aldeas -dijo Kakashi.
-Sí, pero no entre ésta y la Arena.
-¿Y os habéis intentado comunicar con la Aldea de las Rocas? -preguntó Sakura.
-No, Gaara nos dijo que no lo hiciésemos, ya que podrían descubrir que nosotros también sabíamos sobre ellos.
-En la Aldea de las Rocas debe haber algo que no quieren que sepamos -dijo Sai.
-¿Entones todo está envuelto a esa aldea? -preguntó Naruto.
-No creo -Yamato dio su opinión-. Hay algo más, y según lo que ha escrito el Kazekage en éste último pergamino, tienen varios objetivos.
-Entre ellos yo...
-Naruto... -Sakura lo miró con tristeza al verle con la cabeza baja.
-Tranquila Sakura, sea lo que sea, saldré ahí y acabaré sabiendo qué es lo que quieren conmigo.
-Primero esperarás a que venga Temari -dijo Kakashi.

Naruto suspiró y Tsunade les dio permiso para irse. Ya les avisaría cuando la hermana de Gaara llegase a la aldea. Naruto, Sakura y Sai salieron, pero Kakashi y Yamato se quedaron dentro, con Tsunade y Schizune. Ellos tenían algo en mente de lo que podría estar sucediendo, al igual que Naruto.
Los tres ninjas salieron de la mansión Hokage y dieron un paseo para amenizar el día tan intenso que estaba siendo. Después de dar alguna que otra vuelta, fueron a pedir algo de comer para llevar y siguieron su camino sin saber a dónde iban. A Naruto se le veía intranquilo, a pesar de estar comiendo con ganas. La idea de que Gaara pudiese estar en peligro y que él tuviese que esperarse no le hacía mucha gracia, pero no le quedaba otro remedio. Además, el camino a la Aldea de la Arena no era fácil y aunque él llegase sin problemas, sería mejor esperar a Temari, quien conocía bien la climatología de su hogar.

-¿Qué creéis que ha pasado? -preguntó Sai haciendo girar a los otros dos hacia él-. ¿Por qué querrán atacar la Aldea Oculta de la Arena?
-No sé... Puede que por ser una de las cinco grandes aldeas -dijo Sakura sin estar nada seguro de que eso fuera verdad.
-Y no nos podemos comunicar con la Aldea de las Rocas, como si estuvieran en una burbuja a la cual nadie puede acceder.
-Podríamos intentarlo, pero como ha dicho Tsunade-sama todavía no.
-¿Y si están en peligro? -Naruto se decidió a hablar-. Alguien de la aldea debería ir y comprobar que todo está bien. No podemos esperar a que el problema se solucione solo.
-Me pregunto qué es lo que querrán hacer -dijo Sakura pensando.
Cuando Sakura dijo eso, Naruto recordó a Kurama. Él era un Jinchuriki, así como Killer Bee. El poseedor del 8 colas vivía allí, en la aldea que parecía encontrarse aislada. ¿Y si intentaban atacarle y no querían que nadie les interrumpiera, llegando al punto de matar? Pensó en decirlo a sus compañeros pero se detuvo al encontrarse en un cruce con Shikamaru. Éste iba a paso acelerado y no era costumbre verle correr. Se saludaron y le preguntaron qué hacía:
-Pues... ha venido Temari -se sonrojó un poco al decir su nombre-, y la he visto correr a la mansión Hokage.
-¿Ya está aquí? -preguntó Naruto sobresaltado.
-¿La esperabais? -respondió Shikamaru con otra pregunta.
-Sí, bueno, es un poco complicado de explicar, si quieres ya te lo diremos luego -dijo Naruto despidiéndole con la mano alzada ya yendo en dirección a ver a la Hokage, pero se paró y retrocedió-. Por cierto, ¿y a ti qué te importa que esté Temari aquí o no?
-N-nada -mintió, lo que causó su ruborizado algo más que antes-. Solo me impresionó verla llegar y que siguiera corriendo.
-¿Aa sí? -Sakura se dio cuenta-. ¿Y porque te has sonrojado?
-¿Yo? Qué va... Qué aburrido -dijo Shikamaru poniendo los brazos detrás de su cabeza-. Bueno, yo en verdad me iba por aquí, que me están esperando Ino y Choji en el entrenamiento.
-Claro... Ya nos veremos.
Después de despedirse, Naruto, Sakura y Sai corrieron hacia la mansión Hokage, el rubio a más velocidad. Shikamaru los vio irse pero siguió su camino, esta vez caminando.

Cuando llegaron, Naruto entró en la habitación sin llamar a la puerta, por lo que Tsunade se levantó de inmediato molesta.
-¡Naruto! -Sakura le dio un collejón-. La próxima vez llama.
-Está bien, está bien...

Temari estaba de pie frente a ellos, así como Kakashi y Yamato. Naruto, Sakura y Sai habían llegado justo después de ella, esperando a que empezara a hablar, pero no lo hizo. Se le oía fuerte la respiración pero aun así señaló la parte derecha de su espalda, esperando a que alguien viese lo que indicaba. Pálida y cansada seguía de pie pero antes de que nadie pudiese ver a qué se refería, cayó desmayada. Kakashi la sujetó y la dejó con cuidado en el suelo. Tsunade se acercó pero Sakura fue más rápida, aplicándole Ninjutsu Médico en el centro de su cuerpo. Cuando Shizune iba a salir para llamar a los médicos, Tsunade la paró. Sakura dejó que la Hokage se ocupase de ello, pero en vez de curarla, puso de lado a Temari, bajando un poco su vestido para ver el símbolo. Era el mismo, el de Tormenta Silenciosa.